Drogas y NBA (II): Chris Herren

Tras Len Bias, llega la historia de Chris Herren

Hace un par de semanas iniciamos esta serie sobre la relación entre las drogas y la NBA con la archiconocida de Len Bias y hoy la continuamos con la historia de un jugador que sí llegó a jugar en la mejor liga de baloncesto del mundo, pero cuyo camino se truncó cuando las drogas se cruzaron en su camino. Esta es la historia de Chris Herren, jugador de Denver Nuggets y Boston Celtics.

Chris Albert Herren nació el 27 de Septiembre de 1975 en Fall Rivers, Masschusetts. Fall Rivers es la típica ciudad industrial que alcanzó su máximo apogeo a comienzos del Siglo XX y que desde entonces combina una lenta decadencia con el pensamiento por parte de sus vecinos de ser el lugar más aburrido del mundo. Eso sí, también es el modelo de pueblo en el que a falta de algo que hacer o por lo que sentirse orgulloso, toda la comunidad está volcada con el equipo de baloncesto local. Como descripción, tomemos las palabras de unos de sus habitantes y definamos Fall Rivers como ese tipo de ciudad de la que«nadie sale» y «todos están condenados al fracaso».

Es importante esta descripción del paisaje para poder entender a nuestro protagonista y su historia. En medio de un pueblo donde todo el mundo está condenado al fracaso nació un chico que parecía estar encaminado a la gloria. Ese era Chris Herren, que en el High School era la estrella del equipo de basket y, aún adolescente, la mayor celebridad local. Jugador excelso, rodeado siempre de su familia y portada de revistas como el «Sports Illustrated», (él en portada y «El este ha vueto» como título -en referencia a la generación de jugadores que venían: Ray Allen, Allen Iverson y el propio Herren-) con tan solo 18 años, parecía que nada podía torcerse. Pero en realidad todo se había complicado ya mucho antes.

Siempre acompañado por la poco recomendable compañía de sus hermanos (a los que podríamos definir libremente como unos grescas), y de sus amigos (Herren tenía un talento para el baloncesto con el que ocupar su cabeza, pero sus amigos tenían que buscarse en qué ocupar su tiempo, y desde luego no eligieron los estudios), Chris confesó que tomaba alcohol de manera habitual desde su primer año en el High School y que probó la cocaína por primera vez con 18 años. En sus propias palabras:

«Fue el comienzo de una pesadilla que me acompañaría durante los siguientes 15 años de mi vida».

Con estos hábitos a cuestas, una vez finalizado el instituto eligió irse a la Universidad de Boston, a apenas unos 50 kilómetros de su lugar de origen y, también, de su pernicioso entorno. Su periplo en dicha Universidad será más que breve tras partirse la muñeca en su primer partido y dar positivo en cocaína en los dos controles que le realizaron. El escándalo saltó. El que antes era el chico bonito de su pueblo y la gran esperanza de la universidad de su estado, se convertía ahora en un paria, los halagos se convirtieron en insultos – la palabra yonki le acompañaría en cada cancha que pisó a partir de entonces- y su carrera en el baloncesto parecía acabada. Pero si algo ha abundado en la vida de Herren han sido las segundas oportunidades.

Así, en verano de ese año contactó con él Jerry Tarkarian, el entrenador de la Universidad Estatal en Fresno, que siempre estaría dispuesto a tenderle una mano al joven de Massachusetts. Pese a las dudas iniciales tras haberse trasladado a una localidad en la otra punta del país de la que nunca había oído hablar, Herren decidió que se quedaría allí y jugaría para el equipo de su universidad. En esta decisión tendría una gran importancia el otro ángel que nunca abandonó al base, su esposa Heather quien, vía teléfono, le convenció para que aprovechase esta segunda oportunidad que le estaban brindando.

Chris-Herren2Este alejamiento de su entorno sería fundamental para un Chris ahora ya centrado solo en el baloncesto y en sus estudios que iba a debutar, en uno de esos maravillosos regalos del destino, contra su antiguo equipo. El partido se iniciaría con un triple suyo y acabaría con los UMass destrozados por la actuación del de Fall Rivers. En sus dos años en Fresno volvería a ser el jugador de siempre y firmaría un segundo año extraordinario: 15.1 puntos, 7.2 asistencias, 2,1 rebotes, mejor pasador de su conferencia y elegido en el mejor quinteto de la misma . Los ojeadores hablaban de que, posiblemente, apuntaba a una primera ronda del siguiente drfat, con un pick entre el número 15 o el 20. Todo parecía ir sobre ruedas pero, una vez más, las cosas llevaban mucho tiempo estropeándose poco a poco.

Parecía que cada buena actuación de Herren traía consigo a Fresno dos antiguos vecinos de Falls Rivers, y con ellos los problemas. Los malos hábitos volverían gradualmente a su vida, que ahora se había convertido en una serie de mentiras para que por las mañanas no se notasen los excesos de la noche anterior. Lo más curioso en esta historia es que lo conseguía. Era capaz de pasarse su segundo año de universidad llegando a entrenar o a jugar habiendo dormido muy poco o nada la noche anterior y luego realizar exhibiciones impropias de alguien en esas condiciones.:

«Llegaba a entrenar a las 12:00, en un coche con dos chicas de las que no sabía ni su nombre y con la última raya recién metida»

Sirva como ejemplo paradigmático de esto su último enfrentamiento contra la UMass. Cuenta su hermano que jugando un sábado a las 16:00 horas, Chris le llama a las 7:00 de la mañana en estado de embriaguez y completamente colocado por el consumo de cocaína. Sin apenas dormir y con la noche que podemos imaginar por esa llamada, el base se enfrentaría a la defensa más férrea de la competición… y la destrozaría. Pero cuando uno lleva una doble vida es cuestión de tiempo que te acaben pillando, y a Herren la felicidad por su actuación le duraría dos días:  ese mismo lunes llamarían a la oficina de su entrenador para comunicar que, de nuevo, Chris Herren había dado positivo en cocaína.

Había tenido una segunda oportunidad de encauzar su vida y su carrera y la había tirado por la borda. En una rueda de prensa comunica a todo el país que lo ha vuelto a hacer, y que va a meterse durante 28 días en un centro de desintoxicación, pero de poco servirá esto a su imagen. Todos los ojeadores de las franquicias de la NBA lo han visto y el jugador al que hasta hace poco situaban en primera ronda del draft, quién sabe si entre los 15 primeros elegidos, llevaba ahora la etiqueta de inestable, de problemático, de drogadicto… Y esa etiqueta no se quita facilmente. En un draft (el «Draft 1999») que parecía no acabar nunca para el base y sus agentes, siempre con el miedo de que nadie apostase por él, acabó cayendo hasta la segunda ronda (33ª posición) donde fue elegido por los Denver Nuggets.

Las segundas oportunidades (o terceras) ya hemos visto que son la especialidad de Chris y, junto a su desembarco en una ciudad como Denver, llega el anuncio de su novia de que está embarazada. Ya casado y esperando un hijo junto a su novia de toda la vida, las cosas comienzan a ir bien en Denver. Nada más llegar los capitanes del equipo, encabezados por Van Exel, le acogen como a un hijo. No solo eso, sino que además le comunican que son conscientes de sus problemas anteriores y que van a ayudarle en todo lo posible durante el tiempo que esté en la ciudad de Colorado. Y vaya si lo cumplen, ya no solo controlarán en cada momento dónde estará el joven rookie, sino que también sacrificarán su vida nocturna en cada viaje que haga el equipo para cuidar de él. Posiblemente será este el año más estable en la vida balocentística de Herren, que jugará poco – no hay que olvidar que la estrella del equipo, van Exel, juega en su puesto – y firmará unos números de 3.2 puntos, 1 rebote y 2.4 asisencias.

Una vez finalizado el año, volverá a casa por vacaciones y con ello, los problemas. A los pocos días de estar en Fall Rivers un antiguo compañero del instituto le recomienda un nuevo y potente calmante conocido como Oxicodona. La Oxicodona, para los poco instruidos en la materia, es un analgésico de base opioide, que se ingiere por vía oral y potencialmente adictivo; para una persona con los antecedentes de Herren estaba claro lo que iba a pasar, pasando a estar todo el verano enganchado a la sustancia, pero no se preocupa: «En lo que empiece la temporada regresaré a Denver y allí no conozco ningún sitio en el que conseguirlo, me desengancharé». Pero el destino tenía otros planes.

En el primer entrenamiento con los Nuggets el jugador es llamado a la oficina de su entrenador, que le comunica que junto a Bryant Stith y a cambio de Robert Pack y Calbert Cheaney va a ser traspasado… a los Boston Celtics. Lo que podría ser la culminación de un sueño para un jugador que de niño simulaba ser Bird, Parish o McHale, para Herren era volver a la mayor de las pesadillas, volver a la cuna de sus problemas, de la que tenía esperanzas de escapar con el fin del verano, «fue su sentencia de muerte» según las palabras de su hermano. En las imágenes de su presentación podemos ver a un Herren intranquilo, nervioso, algo normal si tenemos en cuenta la situación, pero no por el peso de la camiseta, ni por la mística verde, en el momento de su presentación con su equipo desde niño:

«Solo podía pensar en acabar y llamar a mi camello», «no sabía ni a quién tenía a mi lado».

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Fue una vuelta a la doble vida. Jugador de basket y marido ejemplar por la mañana, yonki por la tarde. Decía a su mujer que se quedaba a tirar después de los entrenamientos cuando lo que hacía era quedar con su camello y drogarse. La adicción cada vez iba a más, pero eso nunca afectó a su juego, ya seguía siendo capaz de hincharse a calmantes y luego mantener su nivel habitual. En su segundo partido con los Boston Celtics, el primero en casa y con toda su familia en la grada, llegó a salir del pabellón con el chándal del equipo para quedar con su camello a falta de cuatro minutos para el inicio: «si no llegaba a tiempo no podía jugar», para luego jugar de titular, hacerlo bien y ser portada la mañana siguiente del «Boston Globe».

Seguirá así (3.3 puntos, 0.8 rebotes y 2.2 asistencias) durante los siguientes 25 partidos que jugaría con los Boston Celtcis antes de lesionarse de la rodilla para el resto de temporada y no ser renovado por la franquicia verde. Lo siguiente es historia, pero no una historia de recuperación y estabilidad, puesto que para eso tendrían que pasar muchos años aún, hasta 2008.

En medio queda un periplo por el extranjero (Galatasaray Café Crown, Beijing Ducks y Jiangsu Dragons) hasta que en el 2004 regresa a EEUU para jugar con los Dakota Wizards. Ese año, un Chris Herren ya adicto a la heroína y a la cocaína, es detenido por conducir borracho y posesión de heroína tras ser encontrado durmiendo en la parte trasera de un 7/1. Ocho años antes era titular en el Garden.

Aún así necesitaría gastar todo lo ganado jugando al baloncesto – llegó a empeñar los videojuegos de sus hijos y las joyas de su mujer – y un accidente de coche a causa de una sobredosis para, tras valorar el suicidio, desengancharse definitivamente en 2008. Ahora se dedica a dar charlas a jóvenes y a gente que está en pleno proceso de rehabilitación, su historia fue magníficamente recogida en un documental titulado: Chris Herren, un yonki en el basket.

https://www.youtube.com/watch?v=zRkdbCAeA-E

Hasta aquí el segundo capítulo de esta serie sobre la relación entre las drogas y la NBA, la semana que viene tendremos la última historia y el penúltimo capítulo, la historia de Caron Butler.