Se han cumplido ya 2 meses desde que tuviera lugar la terrible lesión de Paul George en un partido de entrenamiento del Team USA previo al Mundial, y poco a poco todo va volviendo a la relativa normalidad en Indiana, con el pensamiento de que Paul George no jugará en toda la temporada 2014/15. Aunque PG discrepa de esto último.
Y es que hace unos días, en el Media Day de los Pacers, el jugador apareció por su propio pie y sin bota protectora al mismo, lo cual sorprendió naturalmente a todos los presentes, declarando en posteriores entrevistas que el hueso iba soldándose bien y que se veía capaz de acabar jugando esta temporada si los Pacers llegaban a Playoffs.
Admirables los deseos de PG de acompañar a sus compañeros un año más en la aventura que supone la NBA, y más siendo el líder tanto dentro como fuera de la pista. Pero se plantea una pregunta: ¿Merecería la pena que jugara esta temporada?
En primer lugar, hemos de valorar algo simple pero vital: George llegaría a la etapa principal de la temporada sin ritmo de competición y sin haber jugado un partido en 8 meses, por lo que el periodo de adaptación al mismo que requeriría podría ser superior al que tendría Indiana para ofrecer en el hipotético caso de que sus compañeros hubieran elevado el nivel de su juego lo suficiente para estar entre los ocho mejores del Este.
Además, esta lesión, por cruel que pueda parecer esta afirmación, es una oportunidad. Y es que no hay que olvidar que lo que dio el empujón definitivo a la progresión del propio George fue la lesión de la por entonces estrella del equipo, Danny Granger, y lo mismo podría ocurrir en este caso. Y podría no caer bien dentro del vestuario que algún jugador que durante el año se hubiese ganado su protagonismo quedase relegado a un segundo plano por la vuelta de la estrella del equipo.
Tampoco hay que dejar de valorar la posible recaída que podría sufrir PG de volver esta temporada. Y es que no han sido pocos los casos en los últimos tiempos de grandes jugadores, como Derrick Rose o Kobe Bryant, que han caído lesionados poco después de su vuelta. La lesión de George es ósea, a diferencia de las musculares que son más factibles de recaída, pero aún así la posibilidad siempre está ahí.
Y por último, Paul George tiene 24 años. Esto se traduce en una aún muy larga carrera por delante, por lo que ha de ser paciente. Evidentemente en un tipo competitivo y ganador como él el mero hecho de imaginarse todo un año sin poder jugar tiene que ser un sentimiento devastador, pero debe ser inteligente. ¿Por qué arriesgarse a sufrir contratiempos para vivir una décima parte de la temporada 2014/15 en vez de esperar al otoño siguiente y disfrutarla entera sin riesgos? Ya expusimos que PG podría aprovechar el tiempo de recuperación para mejorar aspectos de su juego, y a su edad una temporada perdida, dentro de la molestia que supone, no es tan grave como en etapas posteriores de su carrera, así que no debe de tener prisa en volver.
Indiana tendrá que sobrevivir sin Paul George, mientras éste deberá confiar en que sus compañeros podrán realizar su trabajo lo mejor posible. Nada nos gustaría más que verle jugando de nuevo en el menor tiempo posible, pero siendo un momento que podría marcar un antes y después en su carrera, ha de tomar la determinación correcta. Volver o no volver, esa es la cuestión.