Tras el sensacional ultimo tramo de la liga regular de la temporada pasada, donde los Jazz se convirtieron en uno de los mejores equipos de la NBA durante ese periodo, muchas fueron las esperanzas creadas alrededor de este equipo cara a la presente temporada. Su entrenador, Quin Snyder, se ganó el respeto de muchos y la confianza de los aficionados a la franquicia mormona con su primer año al mando del equipo.
Todas las apuestas colocaban al equipo de Utah luchando por entrar en playoffs. Su joven roster parecía suficientemente capacitado como para lograrlo pero, precisamente por su bisoñez, siempre quedaba la duda de cómo respondería el equipo ante las inevitables situaciones adversas que se les presentan a todos los equipos a lo largo del campeonato. La pretemporada empezaba con una mala noticia: Dante Exum se lesionaba y se perdía la temporada. El joven base australiano había trabajado duro durante el verano y se le esperaba mas maduro y mas acertado en el tiro. Cosa nada difícil tras el mal año en ese aspecto que sufrió en su temporada rookie. El tiro había sido uno de los principales puntos sobre los que el cuerpo técnico había trabajado con los jugadores durante el periodo estival. Incluso uno de los co-capitanes: Gordon Hayward, se hizo con una máquina que medía y analizaba sus ángulos de tiro para poder así corregir y perfeccionar el mismo.
Pero, si bien, la baja del base titular del equipo era lamentada por todos aquellos que esperaban un desarrollo de su juego en este su segundo año, no parecía que en el sistema de Quin Snyder fuese determinante esta ausencia. Exum aportaba equilibrio defensivo y esperanzas en verle mejorar en ataque, pero no cambios drásticos en el sistema de juego. Y esa parece haber sido la clave hasta el momento: el sistema Snyder sigue funcionando.
Es importante para cualquier deporte colectivo que quien lo dirija tenga un plan, uno que funcione. Y Snyder lo tiene. Si ya el pasado año consiguió hacerles ver a los jugadores la importancia de tener una identidad defensiva clara y en este se había enfocado en la mejora de los porcentajes de tiro de sus jugadores, la incertidumbre creada por las diferente lesiones que se han ido sumando durante la temporada habían hecho dudar de la capacidad del entrenador de poder mantener su libreto aplicándose en la pista.
Rudy Gobert, máximo exponente del entramado defensivo del equipo, se lesionaba para varios meses. Tras varias probaturas se optó por dar un protagonismo absoluto a Derrick Favors tanto en ataque como en defensa. La cosa parecía funcionar, pero el interior tampoco podía jugar todos los minutos y para ver cuanto podía dar de si esta plantilla había que mirar al banquillo. El que mas y mejor se adaptaba al rol que interpreta Gobert no era otro que Jeff Withey. Fichado a ultima hora de la pretemporada y sin contrato garantizado era el tipo de jugador defensivo que permitía al entrenador mantener sin variaciones su entramado defensivo. El ex de Pelicans ha ido de menos a mas hasta llegar al punto actual en el cual, y ante la lesión de Favors, se ha erigido como el ancla del equipo en la pintura. Ha permitido su buen hacer que su entrenador se permita el lujo de hacer salir de inicio a Trey Lyles junto con el pivot ex de Kentucky. Dos jugadores que apenas contaban al principio de temporada, llenos de limitaciones, pero que en el sistema de Snyder son capaces de dar el nivel necesario como titulares en los últimos partidos.
Porque este equipo sin lesiones rondaba el 50% de victorias era de esperar que las lesiones de los citados Exum y Gobert se notasen, y más cuando a esa lista se les unía Alec Burks y en los últimos tiempos Derrick Favors. Tres titulares y el sexto hombre del equipo la temporada pasada están fuera. Al australiano no se le espera este año; al francés aún le queda recuperación; a Burks le acaban de operar y no se calcula que vuelva al equipo hasta después del All-Star; y Favors lleva varios partidos sin saltar a la cancha por culpa de unos espasmos musculares en la espalda. Todo un reto para cualquier entrenador, y es que la idea que ronda a todos los aficionados es que este joven equipo con todos los jugadores sanos tiene muchísimo potencial.
La ausencia de Exum es compensada por la aparición del brasileño Raul Neto y la aportación desde el banquillo de un Trey Burke mas acertado que en sus últimos años. En el sistema de Snyder, ya sea porque no lo tiene o no lo necesita, no existe la figura del base organizador. Esa faceta es una de sus carencias, que es paliada con el juego colectivo. Otros suben y pasan el balón, por lo que Neto ha podido adaptarse a la NBA desde la titularidad, aunque con pocos minutos, sin dramas.
La lesión de Burks a colocado a la fuerza a Trey Burke en una posición de protagonismo en ataque. Tiene que tirar de la segunda unidad con sus puntos, y ha tenido muy buenas actuaciones en los últimos tiempos. Joe Ingles, Elijah Millsap o Chris Johnson serán los encargados de sumar minutos desde el exterior mientras Burks siga en el dique seco.
Respecto al juego interior, las cosas no podrían ser mas sorprendentes. Gobert y Favors integran uno de los mejores juegos interiores de toda la competición, y estan los dos fuera de juego ahora mismo. En un principio se esperaba que Trevor Booker tuviera mucha mas presencia en pista, pero ha resultado que a los que nadie esperaba: Withey y Lyles, se hayan erigido como sus sustitutos mas aptos. La capacidad de intimidación del francés la pone ahora en pista Withey con tapones, rebotes y presencia en la pintura. La garra, la defensa y los puntos de Favors los suplen a la limón Lyles, Booker y el propio Withey. Y es que Snyder, después de probar y probar, y de bastantes derrotas ha enderezado el rumbo del equipo siguiendo su particular librillo.
Los Jazz siguen siendo de los equipos que mejor defienden, de los que mas les cuesta anotar, asisten poco, taponan mucho, tiran pocos tiros de tres, pero mantienen buenos porcentajes en tiro de dos…y están séptimos en la Confernecia Oeste. Está claro que el bajón general sufrido en el otrora Wild West está beneficiando a los intereses mormones, pero no es menos cierto que otros equipos ante problemáticas situaciones como las vividas por la plantilla de Snyder no están sabiendo campear el temporal como lo está haciendo el equipo de SLC.
Son esencialmente defensivos colectivamente, mantienen posesiones largas, rebotean bien, taponan y generalmente se muestran acertados en el tiro. No generan situaciones de tiro tras pase, ni de tiros de tres, ni suelen conseguir anotaciones altas, no tienen jugadores acaparando balones y puntos, ni les da por fichar o traspasar para paliar bajas y debilidades. Siguen fieles a un plan, un plan que funciona. El plan de Quin Snyder.