El partido de anoche en College Station, ciudad que acoge a Texas A&M, no dejó indiferente a nadie, siendo uno de los encuentros más calientes de la SEC Conference. Tanto Lousiana como Texas son conocidos por su afición al fútbol americano por lo que el baloncesto ocupa una menor importancia en la mente de sus ciudadanos. Pero ayer se vivió algo diferente. El Reed Arena, de una capacidad cercana a las 13,000 localidades vio las colas más largas desde su fundación en 1998 y batió el récord de asistencia con 13,888 personas oficiales aunque se hablan de muchos más.
¿La razón? Unos Aggies lanzados, imbatidos en la SEC Conference y un nombre propio, Ben Simmons. El australiano desata pasiones allá por donde va y su presencia es capaz de arrastrar a un partido a millares de personas. El resultado del partido, 71-57 para los locales, refleja el gran encuentro a nivel táctico y defensivo que jugó un conjunto que se mantiene firmemente en el Top-10 del país.
A su vez, Ben Simmons sufrió una de las defensas más pegajosas que he visto en una cancha de baloncesto y no pudo dominar el partido como necesita su equipo que haga si quieren tener posibilidades contra equipos grandes. Fue anulado jugada tras jugada por Jalen Jones y no supo desbordar a sus rivales usando su velocidad y coordinación. Sí que dejó grandes detalles de su visión de juego, liderazgo en cancha y buenas aptitudes defensivas pero se fue al vestuario sin poder acallar los gritos de ‘Overrated’ de una cancha local que enloqueció con la victoria. Se le vio bajar los brazos en cuanto vio todo en contra y en su equipo nadie respondió.
El staff técnico de los Aggies demostró gran conocimiento del juego de LSU y de su estrella, diseñando un sistema defensivo que colapsó la zona y nunca dejó a Simmons usar su explosividad mientras le dejaban espacio para el tiro. Sus 10 puntos vinieron de 4 tiros libres (4-6) y 3 bandejas o medios ganchos a menos de 3 metros de la canasta y con mucha oposición. Jalen Jones usó su mayor fuerza para alejarlo de la zona y no dejarle llegar a sus lugares más dulces. Simmons sólo se impuso un poco cuando Jones y Tyler Davis, el juego interior titular de A&M, descansó.
La atención que generó en torno a sí mismo el australiano le valió para dejar asistencias muy bonitas o pases definitorios, nadie duda que es el verdadero base de los Tigers. Pasa con ambas manos con gran facilidad y sabe dónde están sus compañeros. Pero al no poder entrar a canasta y correr, no era capaz de hacer converger la defensa sobre él y así descargar la bola a las esquinas. Esto le generó cierta ansiedad y regaló el balón con pases demasiado complicados ante una defensa bien plantada. 4 pérdidas para el aussie.
Alternó jugadas desde el exterior con cortes hacia canasta para hacerse sitio tanto en el poste bajo como alto pero sus compañeros de juego interior no eran capaces de convertir suficientes canastas como para forzar el desmantelamiento de las defensas 2 a 1 muy dentro de la zona. Supo mover la pelota al lado débil lo que se tradujo en buenos tiros de sus compañeros, especialmente desde el exterior y en la primera parte.
Al primer tiempo muerto el marcador reflejaba la igualdad en el campo 12-12, A&M probó con una zona 2-3 tras TO o descansos que sería mixta en ciertos momentos. Con esta disposición se evitó que Simmons se internase en la zona y provocase desequilibrios con su tamaño y rapidez. Se quedó fuera de la línea de 3 y organizó a sus compañeros.
Sí que supo ajustar e intentar postear al alero rival en la zona 2-3 pero las ayudas de Tyler Davis, center local, fueron muy eficientes y precisas. Davis sería junto a Jalen Jones un martillo dentro durante toda la noche. Los pívots de los Tigers no pudieron hacer nada ante el aluvión de canastas interiores de los Aggies y Ben Simmons no fue capaz de tapar todos los huecos que generaba él al estar su defensor perennemente a varios metros de la zona.
Otra de sus jugadas más usadas son los bloqueos y continuación en los que él es el que maneja el balón, intentó crear desequilibrios con los cambios de marcaje y forzó ajustes de una defensa que se esforzó porque nunca diese sin presión su primer paso. Si se acercaba a la canasta, todos se cerraban e intentaban que no fuese capaz de levantar la bola evitando su gran finalización con ambas manos.
Su falta de fuerza y de agresividad no le impide atrapar rebotes arriba y sumar dobles dígitos en este sentido en la universidad pero con sus capacidades podría coger más de 15 regularmente con facilidad. No domina el box-out y en el momento del choque para luchar en el rebote, es desplazado porque no va con todo. Cargó cuanto pudo el cristal ofensivo y consiguió crear problemas a los locales, pero no dominó los tableros.
Ya en la segunda parte, el equipo de Lousiana decidió cargar jugadas en su estrella y le consiguieron varias situaciones al poste en las que pudo intentar varios 1 vs 1 cómodo, no anotó consistentemente ante rivales más bajos pero fuertes. Quizá la presión de la grada y el hecho de ser un freshman le pasó factura en los momentos clave del partido. Los exteriores de A&M también estuvieron erráticos desde el triple pero supieron aportar en otras facetas. En LSU cuando Simmons no destaca, el equipo no carbura y nadie dio un paso adelante.
Cuando más presión recibió Simmons, se le envió al lado débil para aprovechar sus cortes hacia canasta y abrir la defensa al requerir mucha atención. Su tan repetida falta de tiro hizo que esta táctica no diese el resultado pensado ya que los defensores pudieron flotar. En las pocas jugadas en las que recibió en carrera pudo organizar contraataques precisos en los que atraía a los mayores defensores para abrir la pelota a los tiradores de los Tigers.
Con el partido pintando muy mal para los visitantes, se montaron varias jugadas de presión a toda cancha en las que el 25 de LSU se situó cerca del base rival y lo presionó todo lo que pudo con su velocidad y longitud. Poder usar a un jugador de sus capacidades físicas en ese sentido abre muchas opciones tácticas para los entrenadores. La idea fue buena pero A&M supo salir de la desesperada presión de su rival y cerrar una victoria contundente que los afianza en el primer puesto de la SEC.
Uno de los mejores partidos de la conferencia y de la liga regular se saldó con dudas por parte de Ben Simmons, el que por ahora será el número 1 del draft no supo tapar sus carencias y estuvo mal en ataque. Se le siguen viendo maneras de gran jugador pero es muy reacio a absorber contactos tanto en defensa como en ataque y la falta de tiro condena su juego. Veremos si es capaz de sumar más aspectos ofensivos a su arsenal.