Derrick Rose: ahora o nunca

el base de chicago bulls entra en año de contrato

derrick rose
Fuente: Tom Campone (CC)

Año 2016. Tras tres temporadas de puro sufrimiento, Derrick Rose logra alcanza la cifra de 66 partidos disputados, algo que no lograba desde la temporada 2010-2011, cuando se coronó como el MVP más joven que la NBA había visto jamás. Un atleticismo sin precedentes, con una explosividad y verticalidad que le hacían imparable alrededor del aro, y que levantan a todos los aficionados noche tras noche. Un jugador único truncado por las lesiones, que a más de uno le habrían costado el retiro.

El consenso general sobre Rose es que jamás podrá volver a ser el de antes, que todas las lesiones que ha sufrido durante los últimos años han borrado a ese jugador que todos temían. Sin embargo, ¿es realmente así?

Tim Grover, un reconocido preparador físico, dijo en su momento que con la planificación adecuada, Rose podría volver a alcanzarse a sí mismo. El propio Rose mencionó esta temporada lo sorprendido que estaba con su proceso de adaptación, con el hecho de seguir siendo capaz de jugar a pesar de todo lo que había tenido que sufrir. Derrick Rose quiere ser capaz de jugar los 82 partidos de la temporada regular (de hecho sería la primera vez en su carrera que lo logra), y piensa trabajar para ello. Pero, ¿es trabajar su físico todo lo que Rose necesita? Y la respuesta es simple: no. 

En esta secuencia podemos observar como Derrick Rose sigue siendo capaz de arrancar con fuerza, cambiar velocidades si es necesario, con tal de penetrar hacia el aro, dejando atrás a sus rivales. Este año hemos podido ver este tipo de acciones con relativa frecuencia, lo que demuestra que sigue siendo un atleta de primer nivel, pero eso es algo que él mismo debe reconocer.

En esta acción, la del único mate de Rose en todo el año, vemos a un jugador tímido, con la intención de dar rienda suelta a algo que lleva tiempo oprimido, sin éxito sin embargo. Rose realiza el mate, cierto, pero con poca convicción, sin la seguridad y la determinación que todos, aficionados y compañeros siguen esperando. Un pequeño paso, pero quedan muchos por delante.

Llegados a este punto, y apoyándome en lo que el propio Grover dijo, pienso al igual que él (y probablemente muchos aficionados) que el gran problema de Rose, a día de hoy, es mental. Tras 66 partidos disputados y todo un verano por delante para seguir trabajando, su condición física debería ser una preocupación menor, ya que llegaría con el cuerpo totalmente preparado (siempre y cuando no ocurriera otra gran desgracia).

El base entra en último año de contrato, y por primera vez en su carrera se prepara para surcar las aguas de la agencia libre, si Rose quiere demostrar que todavía puede ser un miembro de la élite de la liga, que puede volver a ser un All-Star y liderar a un equipo hasta los mayores desafíos, este es el momento. 

Si echáramos un vistazo al PER de esta pasada temporada de Rose, una estadística que sirve para medir el valor de un jugador en cancha, podríamos determinar que su impacto ha sido negativo. Con un PER de 13.5, inferior a la media de la liga, situada en 15, sería fácil decir que el año del base no ha sido nada positivo, muy lejos de los mejores jugadores de la competición. Sin embargo, no podemos dejarnos influenciar por este número, un dato resultante del cómputo global de toda la temporada, y por ende, de los peores y mejores momentos del año de un jugador. 

Hasta los primeros días del mes de enero, la temporada de Rose estaba siendo nefasta, de hecho, estaba siendo la peor de toda su carrera. Peores porcentajes de carrera tanto en tiros de campo como en triples, impacto global tremendamente negativo para el equipo… un completo desastre altamente patrocinado por los problemas de doble visión que sufrió el jugador tras recibir un golpe en la cara durante el training camp. Sin embargo, a partir de la segunda mitad de enero, y durante los meses de febrero y marzo, donde los problemas de visión comenzaron a quedar atrás, su rendimiento cambió completamente.

Tras el All-Star llegó a promediar 26 puntos, 5.7 rebotes y 4.7 asistencias, con unos porcentajes de acierto tremendamente altos (57.4% en tiros de campo y 50% en triples). En ese momento solo pudo pasarnos una cosa por la cabeza: ¿ha vuelto de verdad Derrick Rose? La respuesta, tal y como he sugerido anteriormente, es que sí. Pero para que ello se haga realidad de forma regular, el propio Rose debe creerlo. Esta temporada hemos podido apreciar cómo a pesar de las lesiones, Rose sigue siendo capaz de dejar sentado a cualquier defensor. Durante dos meses y medio fuimos capaces de apreciar de lo que sigue siendo capaz cuando no acarrea ningún tipo de molestia física, y las impresiones no pudieron ser mejores.

El base de los Bulls quiere aprovechar el enorme incremento salarial que la NBA va a recibir este próximo verano, y para ello va a tener que rendir como nunca antes. Si quiere dejar atrás todas las (comprensibles) dudas sobre su estado físico y nivel de juego, y convencer a todos los equipos y aficionados de que realmente está de vuelta, este es el momento.