Imaginad un lugar ideal para jugar una final europea, una isla paradisíaca en medio del océano Atlántico, dónde se puede disfrutar tanto de la playa como de la montaña, donde casi todos los días del año hace buen tiempo (sí, por mucho que hayáis podido escuchar, en Canarias también llueve), pero sobre todo, dónde se puede disfrutar de un gran baloncesto.
Esto es lo que han debido de pensar los directivos y organizadores de la FIBA, pues sin dudarlo un instante, decidieron que fuera la isla de Tenerife el lugar idóneo para organizar nada más y nada menos que la primera edición de la Final Four de la Basketball Champions League, esta “¿extraña?” competición europea que ha nacido en 2016 tras varias polémicas y que pondrá fin a su primer año bajo las faldas del Teide este fin de semana.
Pero obviamente no todo es geografía, es más, la principal razón y el principal culpable de que el Santiago Martín de La Laguna sea la sede de la Primera Final Four de la Basketball Champions League no es otro que el Iberostar Tenerife y su gran temporada en la competición de la FIBA, un equipo que se presenta con todo a favor para levantar el trofeo de campeón el domingo 30 de abril, pero que deberá dar todo en la cancha, pues el As de Mónaco Basket, el Umana Reyer Venezia y el Banvit Basketbol Kulubu, no se lo pondrán nada fácil.
El Iberostar Tenerife ya ha ido sorprendiendo a la mayoría de aficionados al deporte de la canasta durante toda esta temporada. Situados como el número uno de la Basketball Champions League, asegurándose la clasificación para los Playoffs de la ACB, y liderando ésta durante mucho tiempo a lo largo del año, el equipo de Txus Vidorreta quiere poner el broche de oro a una temporada de ensueño, demostrando su gran nivel a toda Europa.
En lo que a la competición de la FIBA se refiere, estadísticamente, el C.B. Canarias es excepcional. Posee una eficiencia ofensiva de 110.9 puntos y una eficiencia defensiva de 93.5, lo que les da el mejor diferencial de eficiencia en la Liga de Campeones de Baloncesto con 17.4 puntos. También son mejores que cualquiera de los equipos de la Final Four, en porcentaje de asistencias por encuentro (74,1%), en el ratio de asistencias tras pérdida (1,7), en porcentaje de acierto en tiros de campo (54%) y en tiros de 3 puntos (37,9%). También pasan más la pelota que cualquiera de sus contrincantes en la Final Four con un total de 20.6 asistencias por partido. Para encontrar alguna debilidad en los canarios sobre sus rivales, sería en el aspecto reboteador, aunque esto puede verse influenciado por su gran acierto en los tiros de campo.
Lo más impresionante de todo lo que han logrado los tinerfeños, es que lo han hecho sin sus dos grandes estandartes ofensivos durante gran parte de la campaña, Nico Richotti ha estado apartado durante un total de 3 meses, mientras que Javier Beirán se ha perdido más de la mitad de ambas competiciones debido a una dura lesión. La profundidad de banquillo que presentan los aurinegros es inmejorable, con jugadores muy experimentados como Davin White, Tim Abromaitis, Fran Vázquez o Rodrigo San Miguel.
Aaron Doornekamp y Tim Abromaitis comparten protagonismo en las posiciones de 3 y 4, y ambos jugadores poseen un alto IQ, anotan desde más allá de la línea de tres con más del 40 % de acierto (Doornekamp 45% y Abromaitis 47%) y ofrecen la capacidad de defender a ala-pívots más grandes que ellos y de parar a aleros más pequeños y rápidos. Marius Grigonis ha pasado de ser un escolta potencialmente ofensivo, como en la selección lituana, a ser un 3 abierto, dejando espacio a Davin White y a Rodrigo San Miguel para llevar las riendas de los ataques. Tanto White como San Miguel se sienten cómodos jugando lejos de la pelota o atravesando los bloqueos de sus compañeros para recibir y tirar. En la zona, el Iberostar Tenerife se presenta con dos de los mejores pívots de la Basketball Champions League, Georgios Bogris y Fran Vázquez, y también con el mejor taponador de la competición, el joven Mamadou Niang.
El Iberostar Tenerife parte como favorito, pues contará con el apoyo de su afición, pero deberá dar el 100% de su buen juego para conquistar el título, pues sus rivales no han viajado a la isla para estar de vacaciones, sino para luchar por un título que nadie ha ganado nunca.
