Cavaliers: pocos movimientos, cero defensa

El presente de los Cavaliers es una total incógnita

(Steve Jennings CC)

Que el mal tiempo no haga olvidar una evidencia: queda muchísimo verano. Y en la NBA, eso significa que todavía faltan innumerables movimientos, esperados e inesperados, por salir a la luz. Pero los pocos días que llevamos de mercado nos han permitido observar un problema bastante grave en Cleveland Cavaliers: no tiene ni idea de lo que hacer.

En busca de un GM en pleno julio

Evidentemente, la mala planificación tiene un principal punto de partida. La salida de David Griffin ha hecho temblar todos los cimientos de una franquicia que parecía estable y con el único pensamiento de lograr todos los años el anillo. Pero las desavenencias Gilbert-Griffin estallaron en el peor momento. Por si fuera poco, el que iba a ser su sustituto, Chancey Billups, decidió echarse para atrás en el último momento, al parecer por desacuerdos económicos. Dejar a tu franquicia sin el GM que ha hecho una plantilla ganadora (con sus errores también) a finales de junio es un despropósito, más aún para unos Cavs que viven por y para el presente. El jugador más importante de su historia necesita resultados, y los necesita ya.

¿Qué perfil de jugador buscan los Cavaliers?

La mala planificación lleva a esto, a pasar de interesarse por Jimmy Butler a hacerlo por Carmelo Anthony. Parece que el único objetivo de los Cavaliers es hacerse con los servicios de un jugador de talla mundial. Eso está muy bien, pero si te da lo mismo uno que otro, y simplemente quieres aumentar el caché sin estudiar qué le conviene a tu equipo, la jugada podría salirte muy cara.

La situación actual de su máximo rival tampoco ayuda a la tranquilidad. En la bahía de San Francisco todo son fichajes, renovaciones a la alta o a la baja y felicidad, mucha felicidad, al margen de la multa salarial que tendrán que acatar.

Ya estuvieron a punto los Cavs de dejarse llevar por el caos y firmar a Paul George previsiblemente por un año, lo que a medio plazo podría haber sido un fatal error de cálculo. Más sencillo parecía el fichaje de Butler, pero la marcha de Griffin cambió todo. Incluso se rumoreó con que fueron los propios jugadores de los Cavs los que aconsejaron al ex de Chicago no venir a Cleveland por el complicado momento de la franquicia, algo que cuesta creer un poco más.

Sea como fuere, finalmente los Timberwolves se adelantaron, y de nuevo los Cavaliers se fueron con las manos vacías. Ahora parece que centran sus miradas en Anthony, en quien también se han fijado los Rockets. Veremos si a la tercera va la vencida o si deciden centrarse de una vez en un objetivo claro y que pueda encajar en la plantilla.

Cleveland Cavaliers, Kevin Love. Foto: Carlos Almenar (SB)

Una capacidad de negociación nula; el caso Love

En relación con lo dicho anteriormente, surge otro problema: los Cavs no son capaces de reclutar a nadie. Su margen salarial es escaso, y tienen muy complicado renovar la plantilla en estas condiciones. Se interesaron hace unos días en Zach Randolph, pero no pudieron ofrecerle más de 10 millones en dos años. Llegaron los Sacramento Kings, pusieron 24, y se lo llevaron. Fácil y sencillo.

Cleveland ahora mismo no puede competir de tú a tú económicamente con prácticamente ningún equipo de la NBA, y tampoco ha sido capaz hasta la fecha de hacerse con las gangas que suelen aparecer cada cierto tiempo en el mercado. ¿Qué le queda entonces? Fichar veteranos que salgan muy baratos, como en el caso de Calderón, o incluso echar mano a la D-League, como ya hicieran la temporada pasada.

Desde luego, no son opciones demasiado viables si quieres ser campeón. La tercera opción pasa por vender, realizar una renovación en la plantilla que permita aumentar el nivel, tanto salarial como deportivo. Los señalados son Shumpert y Love. De la salida del ex de Minnesotta (cobra más de 21 millones) depende en gran parte la temporada 17/18 de los Cavaliers. ¿El problema? Que no tiene ofertas.

¿De verdad se ha devaluado tanto Love? Su temporada regular ha sido la mejor desde que llegó a Cleveland, promediando un doble doble (19.0 puntos, 11.1 rebotes). Pero unas nefastas Finales le situaron en el centro de las críticas de los aficionados, quienes parecen hartos ya de esperarle en un partido grande. Sin embargo, lo que nadie imaginaba es que los demás equipos de la NBA no mostraran interés en este jugador, uno de los mejores de la liga, algo que ha sorprendido a los Cavs y les ha dejado sin capacidad de reacción.

Cuando pensaban que se vendería solo, ahora se encuentran con que tienen que convertirle en atractivo para el mercado. Y de momento no lo están haciendo, como vimos con las negociaciones con los Pacers para un posible intercambio por Paul George.

¿Es que nadie piensa en la defensa?

Una de las principales causas de que los Cavs no pudieran revalidar el anillo fue su mala defensa, algo que arrastró durante toda la temporada. Tener uno de los peores ratings defensivos de la liga podía explicarse en regular season por el pasotismo de un equipo que comienza a enchufarse en los Playoffs. Pero recibir 121.6 puntos de media en las Finales ante Golden State (21.7 más que en las Finales de 2016) pone de manifiesto que el problema existe, que es real y que necesita una solución rápida y solvente para volver a ser campeones.

Los dos movimientos que Cleveland ha hecho hasta ahora, la renovación de Kyle Korver y la contratación de José Manuel Calderón no aportan nada a este ámbito. Ninguno de los dos ha destacado nunca por su defensa, y menos ahora, con tantas temporadas lastrando sus piernas.

Se antoja necesario que los Cavs centren su esfuerzo en mejorar sus prestaciones defensivas. Rejuvenecer la plantilla y mejorar la defensa parecían los dos ejes fundamentales mediante los cuales trazar la planificación de la temporada 17/18. Y, de momento, ni una cosa ni la otra. Y no parece que vaya a haber mucho margen, así que los pocos fichajes que haya deben acertar y aportar algo diferente, que ayuden a borrar la sensación que hay de que el equipo está estancado.

Como ven, hay muchos frentes abiertos, y la situación no pinta demasiado bien. Pero que las nubes no impidan ver la realidad: queda muchísimo verano.