ANÁLISIS | Kemba Walker: el triunfo de un jugador diferente

Sus números, lo visual de su juego y su constancia le hacen un hueco entre los mejores jugadores del mundo

Este año sí. Después del coitus interruptus que supuso para la ciudad de Charlotte el All-Star del año 2017 en el que la sede pasó de Carolina del Norte a New Orleans por una ley discriminatoria con el colectivo homosexual cuando todo lo demás parecía estar preparado, este año podrán por fin acoger el fin de semana las estrellas. Y lo harán con el mejor representante posible de la ciudad: Kemba Waker, líder, estrella y alma máter de los Hornets será titular por primera vez en su carrera.

Y lo es con todo merecimiento, después de haber superado en la votación tanto de aficionado como de jugadores y prensa a talentos de la talla de Ben Simmons, Kyle Lowry, Victor Oladipo o Bradley Beal.

Para explicarlo podríamos hablar de la gran temporada que está haciendo a nivel numérico, la mejor de su carrera. Podríamos hablar de la diferencia de nivel entre la Conferencia Este y la Oeste; y podríamos hablar del componente sentimental.

Números de estrella

Kemba Walker está promediando hasta 24.7 puntos, 4.3 rebotes y 5.6 asistencias. Ha logrado el segundo tope anotador esta temporada con 60 puntos en un solo partido, cifra que sólo el trance de James Harden con 61 ha logrado superar. Es el máximo anotador, asistente y ladrón del equipo anfitrión, el cual lleva todo el año en Playoffs pese a que las previsiones les daban como uno de los peores equipos antes de empezar el año.

Charlotte Hornets anota hasta 112 puntos por partido, un 3.5% más que el año pasado (108.2 la temporada anterior) y, sin contar a su base estrella, sólo Lamb con 15.2; Marvin Williams con 10.1 y Malik Monk con, justo, 10, alcanzan los dobles dígitos en anotación por partido. Es decir, la dependencia de Walker es total. Y así podríamos pasar medio día, pero no son sus estadísticas lo que nos mueve al escribir este artículo.

Un jugador que hipnotiza viéndolo

De lo que verdaderamente queremos hablar es de lo que transmite sobre la cancha. Porque, por encima de todo, lo que le hace merecedor de compartir titularidad con los mejores jugadores del mundo es cómo te hace sentir cuando le ves jugar.

Kemba es un jugador diferente, de aquellos que, aunque no tengan el día, sabes que va a valer la pena pagar una entrada (o el League Pass). Su bote, unas veces muy alto y otras muy bajo, su movimiento de rodillas, sus crossover… Ver jugar al base de los Hornets supone rememorar el baloncesto más puro. Aquel para el que sólo es necesario un aro y un rival y en el que nada más importa. Traslada aquello que aprendió entre las calles del Bronx a cada cancha de la NBA.

Porque sí, hablamos de un jugador especialmente divertido de ver y como hay pocos en la liga. Puro espectáculo para completar la iluminación del fin de semana donde las estrellas brillan con luz propia.

Alejado de los focos

Y no sólo es merecido por el año que está realizando, sino también por lo infravalorado que ha estado durante tantos años. Es verdad que nunca ha jugado tan bien al baloncesto y que cada año ha sido mejor que el anterior. No fue un jugador en el cual fijarse de manera especial desde sus inicios, pero su progresión ha sido continua de año en año.  Nada lo ejemplifica mejor que su propio contrato. Firmado tras acabar la temporada 2014-2015, se considera la gran ganga del mercado actual.

Por aquel entonces Kemba era un jugador bastante bueno pero un poco inconsistente que llevaba tres temporadas consecutivas anotando 17 puntos por partido, con dificultades en el triple y a la sombra de Al Jefferson o Mo Williams. Entonces firmó por 12 millones al año y a nadie le extrañó. Pero hoy… hoy es el máximo anotador en la historia de Hornets, uno de los mejores tiradores de la competición, especialmente tirando tras bote lo que supone el tiro más difícil de realizar, y todo un regalo para la franquicia.

Así pues, este es sólo un triunfo más de aquellos que rinden por debajo del radar, del talento que llega hasta arriba a base de esfuerzo y sacrificio y sobre todo, lo es de un jugador que sólo entiende la competición como una parte más del juego. Y el juego como diversión.

Ídolo en Charlotte

Porque se trata de un jugador tremendamente involucrado con la ciudad que acoge el evento, que se vuelca con las personas menos desfavorecidas y con la comunidad (por lo que la propia NBA ya le premió al finalizar la temporada 2016-2017) y por su declaración de amor constante a la franquicia con la promesa de que dure más allá de esta temporada, en la que su contrato-ganga finaliza. Aunque esto, hasta que no quede firmado y sellado no son más que palabras al viento.

Nadie ocupa mejor el espacio de héroe en la franquicia de Michael Jordan. El jugador que está el corazón de la ciudad del All Star 2019 será titular y lo será merecidamente. Porque en Charlotte estarán los mejores jugadores del mundo. Unos vestirán de blanco y otros de negro. Pero sólo Kemba jugará en casa.