Los Boston Celtics mandan un aviso a los Toronto Raptors

Toronto Rapotors 79 - 91 Boston Celtics

Fuente: Brths (CC)
Fuente: Brths (CC)

Durante toda la temporada, el duelo vivido entre los Boston Celtics y los Toronto Raptors había sido una lucha desigual en la que los segundos siempre ganaban a los primeros sin importar lo bien o mal que estos jugasen. Durante los tres encuentros previos se habían visto partidos en los que el cuadro de Brad Stevens no tenía ninguna opción de alzarse con la victoria, en los que luchaban hasta morir en la orilla, o dominaban para caer al no saber cerrar el partido. Un 3-0 que no dejaba ninguna duda a los aficionados sobre qué podría pasar en la post-temporada: en el mejor de los casos el resultado sería una derrota en semifinales de conferencia, bien contra Toronto, bien contra los Cleveland Cavaliers.

Es más, tras la lesión de Jae Crowder, todos los Orgullosos Verdes hacían cábalas sobre cuántas victorias podrían obtener los Boston Celtics durante los dieciséis partidos restantes y si estas alcanzarían para acabar entre los cuatro primeros equipos del Este. En ninguna de las listas había una W al lado de los partidos contra los Raptors. Mucho menos tras las tres derrotas de la semana pasada que pusieron una nube negra en el ánimo de muchos aficionados que se dividían en tres grupos: los que veían al equipo descomponerse, los que se temían lo peor y, por último, los que ya habían visto alguna semana de desconexión en los Celtics en varios momentos de la temporada. Y es cierto, bien por juventud o bien por jugar al límite de sus capacidades, cada 4/6 semanas hay un periodo de 3/4 partidos en los que parece que el equipo ha perdido el mojo. No se defiende, se pierde el orden en ataque, y la manada de pitbulls se convierte en un equipo de gatos que juegan contra otro de pepinos. Pasó en Diciembre, pasó en Enero, y ha vuelto a pasar en Marzo.

Solo Isaiah Thomas se ha mostrado inmune a estos vahídos. En mitad de una temporada que le ha valido ser nombrado como All-Star por primera vez en su carrera (22.1 puntos, 6.5 asistencias y 3.1 puntos), el base de Tacoma está realizando un mes de Marzo más propio de un universitario tratando de escalar posiciones en el próximo draft que de un jugador profesional. Sus 26.2 puntos han llegado tras firmar más de 20 en los 11 partidos que se han jugado durante un mes tan marciano, como un jugador capaz de lograr esto con 1.75 metros de altura. No busquen quién fue el último jugador de los Boston Celtics en lograrlo que ya se lo digo yo, Paul Pierce. La confianza del base llega a extremos absurdos, penetrando contra tres defensores que le sacan entre todos la altura de un bebé cabezón, anotando triples sobre la bocina, o lanzando bombas de esas que bajan con nieve. Ayer, cuando los Celtics dejaron ir una ventaja de 11 puntos en el último cuarto tras unos minutos en los que anotar una canasta parecía la cosa más difícil del mundo, bastaron tres acciones de Thomas para poner todo en su sitio de nuevo.

Quizás hay una jugada que explica mejor que cualquier análisis cómo es posible que estos Boston Celtics vayan terceros de la Conferencia Este. Isaiah Thomas acaba de anotar dos triples seguidos para darn margen de victoria a los Boston Celtics y todo el pabellón puede ver cómo alcanza uno de esos momentos de confianza en los que podría lanzar a Jared Sullinger y meterlo limpio. Haciendo chof. Por todo ello, la siguiente jugada de los verdes es la lógica, Thomas sube la bola y cuando lo cree conveniente, se lanza otro triple, que para eso está con la flechita en rojo y para arriba. El balón no entra y ningún compañero le reprocha el tiro, ningún aficionado grita, twittea, ni lanza el mando a la tele. Ha metido tres canastas seguidas, es lógico que lo haga. Todo está en orden hasta que a cámara enfoca a un desencajado Brad Stevens que, lejos de animar al jugador que le ha dado el partido y su primera temporada por encima del 50 % de victorias en su corta carrera en la NBA, se encuentra gritándolo «Juega más inteligente que eso, Thomas». Red Auerbach sonreía mientras se cortaba el siguiente puro.

La última vez que los Boston Celtics acabaron una temporada con al menos 42 victorias Shaquille O´Neal llevaba el número #36 de un Marcus Smart que durante las últimas semanas está honrando el legado de Diesel en Massachusetts lanzando igual de bien que él. Lo inoperante e inefectivo que se está mostrando en ataque es ahora la principal preocupación del aficionado medio verde, justo por delante del pick de los Brooklyn Nets. Sobre su primera temporada con balance ganador fue preguntado un Brad Stevens al que estas cosas no parecen afectarle demasiado.

Finalmente, los Toronto Raptors sucumbieron ante la agotadora defensa de los Boston Celtics y sin su máxima estrella y, posiblemente, mejor jugador de la Conferencia Este durante esta temporada, Kyle Lowry, no pudieron pasar de los 79 puntos. Los Raptors siguen siendo mejor equipo que los Celtics, eso lo saben ambos. Solo que ahora también es conocido por las dos franquicias que los segundos pueden ganar a los primeros. Los playoffs esperan, y promete ser muy bonitos.