Osados aquellos que dudasteis de Mike D´Antoni
Ha encajado a la perfección en Houston

Osados fuisteis todos aquellos que el 2 de junio de este año os atrevisteis a criticar a Mike D´Antoni, a criticar el bigote de Mike, a criticar el peinado de Mike, a criticar los trajes de Mike, ¡incluso a criticar el estilo de Mike!
Decía ayer por la tarde David Redoli -experto sociologo- en una mesa redonda, para tratar las elecciones que nos vienen en en 2017 en Europa, que: «en la política, las percepciones se imponen a la realidad«. Una afirmación del todo correcta, pero que podemos extrapolar a todos los ámbitos que, querido lector, quieras de esta vida.
Eduardo González Vega, periodista y consultor con el que tengo el placer de charlar y del que presumo estar aprendiendo mucho, me suele recordar que «da igual lo que seas, lo que importa es lo que la gente piense de ti. Si la sociedad piensa que eres un idiota, lo eres, aunque no lo seas«.
Y con estas dos frases y afirmaciones que espero que compartas, vamos a empezar a hablar de Mike D´Antoni. Sí, el fracasado entrenador que hundió a los Lakers y que no rescató a los Knicks, ese que cambió el baloncesto con los Suns de Nash y compañía, ese que… «¡oh, wait!, ¿cambió el baloncesto? Cuéntame eso«.
Firma Gonzalo Vázquez que Mike D´Antoni inició una revolución en el baloncesto hace poco más de una década, con aquellos Suns que enamoraban gracias a sus transiciones rápidas, su juego alegre y a la fantasía de un Steve Nash pletórico -aquel que ganó el MVP en 2005 y 2006- que enamoró a toda una generación. Y por cierto, con el que se erigió como entrenador del año de la NBA en 2005.
Una revolución que ahora conocemos con el nombre de smallball, que consistía en un quinteto plagado de pequeños, con un «falso» cuatro, por aquel entonces Shawn Marion. Un juego que giraba en torno a la figura de Nash, generador de juego absoluto, y que tenía un pelotón de especialistas que abrían la pista y daban a Stoudemire la opción de campar por la zona a sus anchas, y tanto que lo hacía. Un estilo que disparó a Nash desde las 8.8 asistencias en 2004 -jugando en Dallas- a las 11.5 en su primer año en Phoenix. Un dato guay eh, de los que molan.
Pasada esta introducción, y después de haber intentado cambiar tu opinión acerca del bigote de Mike D´Antoni, y de su estilo, ¿por qué no?, vamos a ver qué es lo que está pasando con estos Rockets y James Harden.
Cuando en la sala de prensa se presentó el ilustre Daryl Morey con Mike D´Antoni y el entrenador anunció que James Harden sería el base del equipo,… ¡¿EL BASE DEL EQUIPO?!, sí, sí, el base del equipo, muchos, se echaron las manos a la cabeza y otros, como mi gran amigo Javi Rodríguez (el intrépido cabecilla de El Despacho) se partían de risa en el sofá de su casa. Malditos hatters. Pero claro, si decides darle la bola a un tío que viene de promediar 4.6 pérdidas,… pues normal que se rían.
«Va a tener el balón y va a distribuir la pelota, eso nos va a llevar algunos ajustes. Tendrá muchas más responsabilidades como base«, decía el bueno de Mike.
Sin Howard -y sin el ego de Howard-, The Beard iba a ser este año más líder aún de los Rockets, un equipo hecho por y para Harden. Utilizando el modelo de aquellos Suns de mediados y finales de los 2000, un equipo plagado de especialistas y una estrella que dirige el cotarro a base de bloqueos directos y transiciones a toda pastilla, pases de quarterback y más triples que en una primera cita.
Y claro, Harden recogió el lazo que le envió su entrenador en menos de lo que canta un gallo.
¿El resultado? A día de hoy ya nadie se ríe de D´Antoni y su idea de poner a James Harden de base, y es que el 13 de los Rockets es el líder en asistencias de la NBA (11.8) y el quinto máximo anotador (27.6). Además los texanos, que para muchos -y no me incluyo- iba a ser el pufo de la temporada, son terceros del salvaje Oeste, con la mejor racha de la liga (8 victorias seguidas), siendo los Rockets el segundo equipo máximo anotador y asistente de la liga.
Podemos concluir entonces con que el fichaje de Mike D´Antoni ha sido un acierto, que los Rockets tienen un potencial tremendo en ataque y que le han cerrado la boca a más de uno. Y que no se me olvide, que James Harden es el número uno en mi quiniela, y en la tuya debería serlo, para hacerse con el MVP.